Aste honetan Europako Legebiltzarren ingurumenaren alorreko 2 bozketa oso garrantzitsuak izan dira. Bata, Emisio Industrialeen Direktibaren aplikazioa areagotzen zuena, zorionez atera ez dena, eta bigarrena, Natura Leheneratzeko legea, aurrera atera dena.
Araudi bakoitzak proposatzen duena eta bere aplikazioak lehen sektorearengan duen afekzioaz haratago, ENBA bezala oso kezkatuta gaude eta publikoki adierazi nahi dugu, Europa mailako ingurumen araudiak estutzeak eta araudi hauek, lehen sektorearen ekoizpen ahalmenean suposatzen duen murrizketak, Europako elikadura eta elikagai hornikuntza beste kontinente batzuen eskutan uzten duelako.
Ataudi hauen bozketak eta mahaigainean ditugun beste proposamenak kontua hartzen baditugu, hala nola, energia berriztagarrien instalakuntzen proiektuak, argi dago, gure agintarientzat, elikadura burujabetza bigarren mailan geratzen dela ingurumena eta energia burujabetzaren atzetik.
Las instituciones europeas han sido el escenario donde, esta semana, se han celebrado dos importantísimas votaciones, la primera cronológicamente hablando, la Directiva de Emisiones Industriales y la segunda, la Ley de Restauración de la Naturaleza. Ambas propuestas legislativas tienen un fuerte componente medioambiental y paradójicamente, una notable incidencia en el sector primario y en la actividad agraria.
La primera votación, la relativa a la revisión de la Directiva de Emisiones Industriales, el Parlamento Europeo rechazó mayoritariamente la propuesta de la Comisión que proponía ampliar el ámbito de aplicación de dicha Directiva y con ello, consecuentemente, ampliar el número de explotaciones ganaderas afectadas a traves de una rebaja del umbral de cabezas de ganado hasta las 150 unidades de ganado.
Además, la mayoría de los europarlamentarios subrayaron la importancia de garantizar que los productores de fuera de la Unión Europea cumplan requisitos similares a las normas comunitarias.
La votación del Parlamento Europeo mostró una foto nítida con PNV, los Liberales, el Partido Popular Europeo y el Grupo Conservador rechazando la revisión de la Directiva mientras el Grupo Socialista, la Izquierda y los Verdes defendieron la propuesta de la Comisión por rebajar su aplicación hasta las 150 unidades.
Desde ENBA, valoramos positivamente el rechazo del Parlamento Europeo que afectaría a las explotaciones de vacuno carne y leche, o de las granjas mixtas con diferentes tipos de ganado y más profesionales dimensionadas y las condenaría a una mayor burocracía y limitaciones.
Por su parte, la segunda votación, la materializada esta misma semana, es la relativa a la aprobación de la Ley de Restauración de la Naturaleza que, si bien es un desarrollo del Pacto Verde Europeo, responde a los acuerdos alcanzados en la COP15 de Naciones Unidas donde se aboga por reparar en 2030 el 20% de los ecosistemas terrestres y marinos dañados de la UE y para el 2050, la totalidad de ellos.
En esta segunda votación, ganada por un estrecho margen de 12 votos, la tramitación de la Ley de Restauración de la Naturaleza seguirá adelante a pesar de los llamamientos de las organizaciones agrarias que alertan de la afección a los agricultores y a su capacidad productiva, con lo que se aminora, aún más, la soberanía alimentaria de la Unión Europea, un continente cada vez más dependiente de la alimentación externa y proveniente de otras zonas del mundo que, aún incumpliendo los condicionantes medioambientales, sociales e higiénico-sanitarios que les son reclamados a los productores europeos, son introducidos en nuestro mercado europeo y consiguientemente, en las mesas de los consumidores europeos.
La votación del Parlamento Europeo mostró una foto nítida con el bloque de la derecha (salvo 16 parlamentarios populares díscolos) en contra de la Ley, el resto de grupos socialistas y de Izquierda, a favor y unos pocos, entre ellos, la europarlamentaria de PNV, que se abstuvieron.
Desde ENBA abogamos, tanto en estas dos propuestas legislativas como en otras cuestiones como es el despliqgue de las energías renovables en tierras agrarias por una política prudente y equilibrada donde la soberanía alimentaria y la capacidad productiva no sean sacrificadas en favor de propuestas medioambientales y energéticas que, tal y como decíamos antes, nos llevarán, más temprano que tarde, a depender de alimentos de otras zonas del mundo y más aún, cuando ese comercio alimentario proveniente de esas zonas no cumple ni se le exigen las más elementales condiciones de reciprocidad para que, cuando menos, los alimentos foráneos que llegan a nuestras mesas cumplan los mismos requisitos que les son exigidos a los productores europeos.
